El principio de no intervención
El principio de no intervención se trata de un principio fundamental del Derecho internacional, recocido en distintos cuerpos legales, como:
Art. 2.7 de la Carta de Naciones Unidas
Declaración sobre la inadmisibilidad de la intervención en los asuntos domésticos de los Estados y la protección de su independencia y soberanía –resolución AGNU 2131, de 1960-
Declaración sobre los Principios de Derecho Internacional –resolución AGNU 2625-
Declaración de la Conferencia de Bandung de 1955
Declaración de la Organización de Estados Americanos sobre Derecho Internacional Americano de 1970.
Este principio es una norma de ius cogens, es decir, que es una regla imperativa en el Derecho internacional general.
Art. 2.7 CNU: "Ninguna disposición de esta Carta autorizará a las Naciones Unidas a intervenir en los asuntos que son esencialmente de la jurisdicción interna de los Estados, ni obligará; a los Miembros a someter dichos asuntos a procedimientos de arreglo conforme a la presente Carta; pero este principio no se opone a la aplicación de las medidas coercitivas prescritas en el Capítulo VII.”
En qué consiste
El Derecho internacional establece que cada Estado tiene derecho a elegir su forma de organización política, económica y social (la Declaración de la Conferencia de Bandung de 1955 hablaba de que "cada Estado tiene el derecho de elegir su forma de gobierno y de organización política, sin intervención externa”).
Por lo tanto, el principio de no intervención estipula que los Estados tienen prohibida cualquier forma de coacción que busque intervenir o injerir en los asuntos domésticos del resto. Esto es una consecuencia del respeto a la independencia, igualdad y soberanía de los Estados.
Así, la Declaración de la Organización de Estados Americanos sobre Derecho Internacional Americano de 1970 establece que "La no intervención es un principio fundamental del derecho internacional y un requisito esencial para la convivencia pacífica entre las naciones. En consecuencia, ningún Estado tiene derecho a intervenir, directa o indirectamente, en los asuntos internos o externos de otro Estado".
Es claro que en las relaciones internacionales los Estados tratan de influir en los demás para conseguir beneficios, y la influencia política sí está permitida en el Derecho internacional. Sin embargo, será ilícito que un Estado imponga a otro un comportamiento específico con respecto a asuntos como la personalidad o elementos políticos, sociales y/o económicos.
De este modo, serán consideradas violaciones del Derecho internacional todos aquellos actos, directos o indirectos, con los que un Estado o grupo de Estados pretendan atentar contra los asuntos de jurisdicción doméstica de otro u otros para coaccionarlos o subordinar sus decisiones, independientemente de qué motivos y medios se empleen para ello (el uso o amenaza de fuerza armada se considerará violación de otra norma de Derecho internacional, el art. 2.4 CNU).
La excepción a este principio es el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Este fue creado para mantener la paz y la seguridad internacionales, y todos los Miembros de la ONU están comprometidos a aceptar y cumplir sus decisiones de manera obligatoria.
Si considera que existe una amenaza a la paz o un acto de agresión, el artículo anteriormente citado permite que el Consejo de Seguridad injiera en los asuntos internos del Estado agresor aplicando contra él las medidas coercitivas del Capítulo VII de la Carta.
Las esferas de influencia
A la hora de hablar del principio de no intervención tenemos que hacer una referencia al concepto de zona o esfera de influencia.
Una zona de influencia es una determinada región que se considera, principalmente política y/o sociológicamente, una extensión de los límites hegemónicos de un Estado, dentro de los cuales toda intervención ajena se considera lesiva.
Esto supone una maximalización de los intereses vitales del Estado hegemónico y aumenta la posibilidad de intervenciones unilaterales dentro de esa zona. Es por ello por lo que se consideran contrarias al Derecho Internacional.
Los países que se encuentran en una zona de influencia tienen una relación de dependencia con el Estado hegemónico, que apoya a las clientelas locales y asiste militarmente a los gobiernos leales. Para mantener la zona de influencia, se exige la conservación del poder interno por regímenes políticos leales. Si las fuerzas no leales suben al poder, el Estado hegemónico puede emprender una política de intervención de intensidad variable, que va desde el aislamiento diplomático hasta la intervención armada indirecta (por ejemplo, mediante la financiación de bandas armadas locales que tienen como objetivo derrotar a los diligentes contrarios) o incluso directa ( como en Hungría en 1956, Santo Domingo en 1965, Checoslovaquia en 1968, Panamá en 1990…).
Aunque están prohibidas por la Asamblea General de las Naciones Unidas (res.34/103, de 14-12-1979), existen y son consustanciales a las desigualdades de poder entre los Estados.
Las Grandes Potencias, como Estados Unidos y Rusia, muestran un especial cuidado por hacer respetar sus respectivas zonas hegemónicas. Lo hacen empleando diversas técnicas jurídicas:
Mediante la creación de organizaciones regionales afines, que permiten al Estado hegemónico ejercer su dominio de manera encubierta.
La ortodoxia ideológica y/o política común en los países que se encuentran bajo la esfera de influencia del Estado hegemónico, que la garantiza, lo que justifica las intervenciones unilaterales.
La excusa de la previa intervención de otro Estado es necesaria para justificar la intervención propia en una zona de influencia.
Desarrollándose un Derecho internacional aplicable a los Estados comprendidos en la esfera de influencia. Ocurrió por ejemplo en la órbita soviética, donde se elaboró un derecho internacional socialista que establecía la doctrina de la soberanía limitada, lo que permitía la ayuda militar a un Estado de la zona para acabar con la disidencia bajo el pretexto de la "cooperación fraterna".
Conflicto entre Ucrania y Rusia
En el conflicto de Ucrania, se han producido varias violaciones de este principio de no intervención por parte de Rusia.
Por una parte, en marzo de 2014 Rusia se anexó la península de Crimea, que pertenecía a Ucrania. Esta acción se produjo sin el consentimiento de Ucrania y no se realizó siguiendo con las normas internacionales. Por ello, la comunidad internacional condenó la acción rusa, y muchos países impusieron sanciones a Rusia por violar la integridad territorial de Ucrania. La ONU también emitió una resolución en la que se declaraba la anexión como ilegal, y pidió a Rusia que respetara la soberanía y la integridad territorial de Ucrania.
Por otra, Rusia ha proporcionado apoyo militar y financiero a los separatistas prorrusos en el este de Ucrania. Este apoyo incluye la provisión de armas y municiones, la formación de unidades militares y la financiación de la infraestructura separatista. Estas acciones también constituyen una violación del principio de no intervención, ya que Rusia está inmiscuyéndose en los asuntos internos de Ucrania y socavando su integridad territorial mediante un ataque armado indirecto.
El conflicto de Ucrania y Rusia es un ejemplo claro de cómo la violación del principio de no intervención puede tener graves consecuencias para la estabilidad y la seguridad internacionales. La anexión de Crimea y el apoyo militar y financiero a los separatistas prorrusos en el este de Ucrania son claras violaciones de este principio, así como de otras normas de Derecho internacional (como el art. 2.4 de la Carta de las Naciones Unidas, citado anteriormente).
Es importante que la comunidad internacional siga condenando estas acciones y presionando a Rusia para que respete la soberanía y la integridad territorial de Ucrania.
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